Uruguay, la chica anoréxica

Es cierto que desde estoy aquí he hablado muy poco de este pequeño paraiso en el que vivo.

Hace un momento Isabel me ha enviado un mail con un árticulo que en unos cuantos aspectos parece basarse en nuestras propias experiencias.

Uruguay es una chica anoréxica

Yo ya estoy tan cansado de explicarle a uruguayos los motivos por los que vivo aquí que últimamente prefiero decir que soy un turista.

Es casi irónico, que después de los problemas que tuve en Madrid explicándole a todo el mundo porqué prefería vivir en un país del que nada sabían que aquí tengo que seguir explicándo a los propios uruguayos lo increible que es este país.

En esa columna hay un parrafo que describe bastante bien el encanto de Montevideo:

Basta ver la Rambla para convencerse. Cada vez que sale un rayo de sol se transforma en el típico paisaje de un folleto evangélico: padres que enseñan a jugar fútbol a sus hijos que todavía no se mantienen en equilibrio, niños que corretean con sus mascotas o viceversa, globos y cometas que se enredan en el aire, y malandras y rockeros que sacan a pasear a sus abuelitas con el mate bajo el brazo. Evangélico y enormemente democrático.

En nuestro caso, nosotros no elegimos Montevideo (odio las ciudades en general), vinimos a Punta del Este, que vendría a ser un paraiso dentro de un edén.

A ver si un día os cuento un poco más al respecto. Aunque hay un problema: hay que vivirlo para creerlo.