Hay vida de este lado

Es mucho más sencillo no escribir en un blog que hacerlo. Hasta aquí, todos de acuerdo.

Por lo tanto, podría decirse que escribir requiere de un esfuerzo o una motivación. ¿Qué pasa si un día te levantas y te da absolutamente igual escribir o no?. Pues no pasa nada, porque puede que al día siguiente te levantas pensando justamente lo contrario.

Sin embargo, hace un mes que he estado acumulando desinterés y al final parecía convertirse en un círculo vicioso.

Tengo claro que me sigue gustando esta actividad, lo que creo que ha dejado de agradarme es el entorno.

Si bien por un lado es cierto que he hecho amistades y buenos contactos a través de este sitio, la hostilidad del entorno, las falsas deidades que lo reinan y la intolerancia de la masa (si no estás con ella estás contra ella) pueden llegar a ser un conjunto de elementos moralmente agotadores.

Tuve que usar el google desktop para encontrar en esta máquina lo que fueron los principios de este blog para entender un poco mejor como he llegado a meterme en semejante berenjenal y por suerte descubrí que a pesar de todos mis pesares, el paseo por los centenares de anotaciones escritas (que voy a empezar a añadir al archivo) son como una colección de buenos momentos, con altibajos, que recogen aspectos muy importantes de estos últimos 4 años de mi vida.

Creo que este descanso, casi un mes, me ha servido en primer lugar para recuperar el rumbo, para darle un buen motivo a las horas que le pienso dedicar a este sitio. Me ha servido también para adquirir cierta inmunidad ante las cosas que antes tanto me desgastaban y a fin de cuentas, a comprender que yo era el tonto que, cuando el dedo apuntaba a la luna, miraba al dedo.

Vuelvo a empezar y recupero el espíritu del primer tagline que tuvo este sitio, hay vida de este lado.

Y ya que hablo de vida de este lado de la pantalla, parece que con un poco de suerte, pronto habrá todavía más vida. Ya era hora de volver a usar la categoría “personal”.