Tecnotrabajos en Loogic, ¡por fin!

Comparte esta nota 20.05.08 13 comentarios

Tecnotrabajos es un proyecto que lancé hace no tanto, pero que estuvo gestándose mucho tiempo y cerca estuvo de no ver la luz.

Recuerdo que cuando empezamos a darle forma a la idea con Juan Luis (que no pudo quedarse en el proyecto) mencionamos muchas veces a Loogic y yo siempre quise encontrar la manera de poder integrarlo en el blog de Javier.

Como no fue un proyecto al que le di mucha prioridad en su momento y en el que además habíamos varias personas involucradas, perdimos el tren y una mañana vimos que Synerquia estaba en Loogic de la manera que a mi me hubiera gustado estar. No tiré la toalla, seguí con el proyecto, suavemente pero de forma constante hasta encontrar la oportunidad adecuada.

El motivo por el que tenía esa fijación por Loogic es sencillo. Es imposible hacer crecer un tablón de trabajo sino tienes anuncios, buenos anuncios y creo que Loogic es uno de los sitios de referencia para muchos emprendedores que demandan tecnotrabajadores.

Lo que me impulsó a retomar conversaciones con Javier, aparte de una situación financiera recientemente mejorada, fue la confirmación de que alguien ya trabajaba gracias a un anuncio en tecnotrabajos, cuando apenas se habían publicado unos 50 en su breve existencia. Además, no es que haya preguntado a todo el mundo que puso un anuncio, sino que pregunté a una sola persona y me dijo que ya habían seleccionado a alguien y que con un anuncio anterior también habían tenido candidatos interesantes.

Así que ahora, ya hace unos días que estamos en Loogic, el ritmo de publicación de anuncios ha mejorado y poco a poco iremos trabajando para ir posicionando y mejorando tecnotrabajos.

Mañana vamos a implementar algunas mejoras invisibles, relacionadas con el proceso de publicación, que si bien queremos mantenerlo sin registro, había inconvenientes en los casos en los que los anunciantes escribían algo mal, querían modificar o borrar el anuncio.

Finalmente, en breve saldré a la búsqueda y captura de nuevos acuerdos que puedan beneficiar a tecnotrabajos, ya tengo algunos en mente, pero quién sabe, a lo mejor no he tenido en cuenta tu sitio. Si crees que puedo estar interesado, deja un comentario :)

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fe de erratas

Comparte esta nota 14.05.08 20 comentarios

Qué complicado resulta a veces reconocer errores pasados, publicar la cancelación de proyectos o simplemente decir me equivoqué.

Creo que en mi caso se trata de una actitud que tenía, la de creer que más adelante ya buscaría como completar o corregir lo que dije en el pasado y la incomodidad que producen algunos comentarios a los que antes les prestaba mucha más atención de la debida.

Además, estos errores proveen una experiencia mayor que la que se obtiene de los aciertos y se convierten en enseñanzas que uno podría compartir.

Si me pusiera a actualizar las iniciativas de estos últimos seis años y medio tendría material para escribir diariamente durante un par de meses. Pero no quiero usar esto como excusa para seguir sin reconocer errores, así que voy a aprovechar para explicar los que resultaron más instructivos:

Feedness

Nuestro extinto lector de feeds fue un curso de postgrado para mi. En algunos momentos se sumaron tantos errores por mi parte que sería casi imposible repetir una gestión tan mala.

Fue un proyecto que tuvo una buena ejecución inicial, nos puso en el mapa y nos consumió pocos recursos.

El error más grande que cometí con feedness fue no saber cómo y cuándo matarlo y fue el origen de todos los errores menores que cometí después.

Hubo un momento en el que feedness había cumplido su función, que era la de darnos a conocer. A medida que el volumen de trabajo se fue incrementando, el tiempo que podíamos dedicarle era prácticamente nulo y en ese momento tenía que haber tenido la sangre fria de deshacerme del proyecto. Aparte, lo más curioso es que es un proyecto que facilmente podría haber malvendido y tampoco lo hice, dejando que el orgullo rigiera sobre el sentido común.

Finalmente, jamás hice lo que estoy haciendo ahora, escribir una línea en la que confirmara el cierre del proyecto y explicar de forma abierta los motivos que nos llevaron a hacerlo. Más vale tarde que nunca.

9rules

Hace unos años conseguí que admitieran un blog mio en 9rules. Era un proyecto interesante que me sorprendió y en vez de concentrarme en sacarle jugo cometí el error de querer compartir la experiencia con blogs de habla hispana. Ese fue mi único error en este caso, pero fue tan grave que afectó la trayectoria de este blog de forma decisiva.

Me produjo un desencanto tan grande el salvajismo generado por las envidias que sumado al desinterés de los dueños de la iniciativa me hicieron repudiar la iniciativa. Pocas ganas me quedaron de bloguear después de aquello.

Aprendí que una gran mayoría de amiguetes del entorno de los blogs no lo eran, que primero hay que velar por los intereses propios y solamente una vez que estos están seguros puede arriesgarte a compartir. Vamos, que no puedes tener una actitud de “give back” cuando todavía no has recibido nada.

Maltratos al blog y a los lectores

Cuantas perrerias le he hecho a este blog. Entre otras cosas, lo mudé en su día a studio.st, lo maté, lo resucité, me llevé contenidos personales a un blog aparte, contenidos 2.0 a otro más. Finalmente, parones y más parones. Llegó un momento en el que me ponía delante del wordpress y me parecía no entender de qué iba todo esto de los blogs.

Me cuesta explicarlo después de mirarlo desde donde estoy ahora, los errores son evidentes pero en su momento no era así. No se, no puedo sino agradecer que haya gente que tuvo la paciencia de mantenerme en su lector de feeds con la esperanza de que lleguen tiempos mejores.

Cuánto tiempo me tomo reconocer el error más repetido durante estos años, prometer que iba a escribir más o a hacer no se qué… Es tan fácil y barato prometer en un blog que pasa un poco como cuando uno se pone a usar la tarjeta de crédito a loco.

Para terminar esta nota me gustaría aclarar que mi único objetivo es apaciguar mi conciencia, sacar unos cuantos esqueletos del armario y poder seguir adelante sin ese lastre. La única duda es si esta anotación se convertirá en otro error digno de ser mencionado en la lista, lo que lo convertiría en mi primer error autoreferente. :)

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Acentos y desarraigo

Comparte esta nota 13.05.08 13 comentarios

Ha sido hoy que por casualidad, mientras leía una nota que había escrito para mi mismo, me di cuenta que estoy acentuando las palabras de la manera que se pronuncian aquí en Uruguay.

El tema del acento me ha tenido en jaque mucho tiempo. Después de haber vivido 26 años en España es normal que me identifique con ese país (a pesar de apellidarme Kobylanski Gibson y haber nacido en Buenos Aires) y cuando llegué a Uruguay hace algo menos de cinco años me prometí esforzarme por mantener el acento. Hay días que parece que lo consigo y otros que no tanto, pero no fue eso lo que me puso en jaque, sino que fue mi hijo de dos años y medio, que ya habla bastante bien, el que me puso los pies en la tierra con sus: !vení!, acá, bajá y especialmente con su shhhho y su shhhha (yo y ya).

Creo que es momento de ir aceptando realidades, que dejé España atrás y que por más que lea El Mundo a diario y siga con fervor a la selección y al Atlético de Madrid, eso quedó atrás, estoy aquí y sin planes de volver (por ahora). Mis hijos han nacido aquí y sin pretenderlo he continuado una tradición, ya que son la cuarta generación que se va a criar en un país distinto que en el que se criaron sus padres.

No sólo eso, sino que además de orientales (como se autodenominan muchos uruguayos) les hemos dado la nacionalidad alemana (de la madre), aunque creo que es mejor no hurgar en los detalles que me llevaron a tomar esa decisión.

Podría parecer que todo esto que cuento es curioso o interesante, pero en realidad fue desconcertante, al menos para mi. Es duro sentirse desarraigado, no es fácil no tener claro cuál es tu patria, tu ciudad, tu barrio. Me costó mucho, o mejor dicho, me lo pusieron difícil en su día poder sentir eso por España, por Madrid o Pozuelo, porque, pese a que todo ha cambiado mucho en los últimos años, en un entorno en el que todo el mundo se llamaba José, Pablo, Juan o el nombre castizo que corresponda no era fácil ser Walter Kobylanski y el sentimiento de pertenencia siempre será difícil consolidarlo sin la aprobación de quienes te rodean.

A los 18 años llegó el día que me tocó jurar la bandera, recibir la carta del servicio militar 15 días después (para que luego digan que la burocracia no es eficiente) y conseguir salvarme por los pelos. Después de ese momento seguía gritando igual cuando Kiko, Raúl o el seleccionado que correspondía metía un gol o cuando Zubi se los dejaba meter, pero ayudó, ese maldito papelito terminó de solidificar el sentimiento.

Por otro lado, me gusta de Uruguay que todos somos descendientes de no uruguayos (si subimos 2 o 3 generaciones), lo que nos hace más iguales a todos y, coincidencias de la vida, eso es porque los españoles en su momento lograron que este sea el único país sudamericano sin población indígena después de exterminar a los charrúas. Es casi irónico, que el país que siempre me negó poderme sentirme 100% parte del mismo haya favorecido, en el pasado, que ahora me sienta cómodo aquí.

Me pregunto, dentro de 20 o 30 años, si sigo vivo y en Uruguay, ¿me sentiré uruguayo?. No creo.

Eso no signfica que no quiera este país, el aprecio existía antes de radicarme aquí, pero mi conclusión es que somos del lugar que nos crió, en mi caso España y en el de mis hijos probablemente Uruguay, algo que me reconforta, porque tengo la certeza que aquí, te llames como te llames o tengas el color de piel que tengas, es más fácil ser uno más.

Albergo la esperanza que mis hijos no pasen por lo mismo, pese a que estamos convencidos que en cierta forma repetiran nuestra historia. La esperanza surge porque hay quienes parecen haber logrado sentirse ciudadanos del mundo y porque Uruguay es la tierra prometida de los desarraigados de habla hispana.

Yo intenté sentirme cosmopolita y no pude. Mientras esté aquí seré un orgulloso gallego (calificativo que los uruguayos dan a los españoles, sean de Galicia o no) y de hecho, probablemente nunca consiga sentirme más español que viviendo en Uruguay mientras, poco a poco, pierdo mi tan querido acento.

Colchonero y desarraigado, la parte triste de mi vida. ;)

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